martes, 31 de diciembre de 2013

De regreso... ¿Qué hay de nuevo viejo?



Por María Celeste Vargas Martínez y Daniel Lara Sánchez (Los Desinforma-Dos)

Cuando se regresa de largo viaje, uno añora los cielos grises totalmente llenos de contaminación, las calles repletas donde se puede pasar más de dos horas atorados en el tráfico, los micros a  reventar, las nuevas líneas del Metrobus, los policías corruptos, el olor a garnachas, los chismes de las vecinas, los perros apareándose en las calles y tantas, pero tantas cosas… ¿en serio extrañábamos todo eso? ¡Quién sabe! Pero en verdad hay cosas que se añoran  por muy malas que sean y cuando uno regresa espera encontrar algo nuevo: el Mexibus ya funcionando y no sólo en promesa de campaña, un país más seguro, competitivo, con mayores ofertas de trabajo, donde alguien con maestría gane los 52 mil pesos que aseguran algunos políticos y no los miserables 10 mil que la realidad nos restriega en la cara… Pero sobre todo, se  espera hallar una enorme industria de la animación mexicana  generadora de  obras artísticas que no compitan solas por el Ariel sino  que lleguen a ser nominadas al Oscar (por lo menos).
                Cuando nos fuimos se suponía que la industria estaba en sus mejores momentos, todos hablaban del boom de la animación mexicana. Había estudios surgiendo hasta debajo de las piedras y todos tenían proyectos… es más,  algunos afirmaban producir, mínimo, una película por año; nacían organizaciones que unirían a todos los involucrados en la industria (algunos  lo harían de manera gratuita y otros cobrando sus respectivas cuotas); festivales de cine aparecían  en el centro y norte del país para dar a conocer los cortometrajes de los nacientes (y no tanto) artistas; los medios hablaban, aunque sea escuetamente, de ellos y el boom seguía creciendo; se edificaría toda una ciudad en la que las mentes más talentosas de México (y probablemente del extranjero) darían luz, color, movimiento y tecnología de punta al mundo de la animación. Con todo esto, uno espera bajarse del avión y  encontrarse en el puesto de periódicos un par de notas de ocho columnas anunciando el éxito y reconocimiento de las más recientes producciones animadas;   ir a algún centro comercial y ver una botarga de la película mexicana animada  más taquillera en lugar de anuncios con  Eugenio Derbez. Y resulta que la realidad nos muestra en ocho columnas los nuevos impuestos, la privatización del petróleo, una que otra nota roja y a las botargas del Doctor Simi bailando candentemente.
               Pero en realidad, cuando llegamos el dinosaurio seguía ahí. A decir verdad ahora nos encontramos completamente en blanco respecto a la animación mexicana… No sabemos nada de nada (pero al parecer no somos los únicos), así que les pedimos un poco de compasión y paciencia  por estas almas ignorantes de las bondades y bellezas de la industria animada en el país  y  les pedimos que nos mantengan informados, o mínimo, nos digan si el boom sigue o ya se terminó.
                Apiádense de nosotros y… ¡Anímense a opinar!
P.D.  Como sea les deseamos a todos un excelente 2014.