miércoles, 14 de noviembre de 2012

Ithrax: de Sabel a Uma






Por María Celeste Vargas Martínez y Daniel Lara Sánchez

Hace más de quince años nació un estudio  mexicano hasta la fecha no del todo conocido, e identificado por la realización de su  segunda película  (“Brijes”, de una calidad poco  recomendable): Ithrax.  El estudio fue fundado por Benito Fernández, un joven que en los noventa tenía la idea de realizar una novela gráfica para presentar la lucha entre  vampiros y hombres lobo, pero que al final se convirtió en  una película animada: “Sabel: Redemption”.
         “Sabel” pasó del papel y las viñetas estáticas al papel con movimiento y a finales de los noventa se comenzó a hacer el demo en Promexa, empresa de Fernando Ruiz que fue contratada para tales fines. Sin embargo, por diversos problemas, Fernández tuvo que crear su propio estudio, finalizar el demo en  él y comenzar la realización de su primera cinta animada. Con un grupo reducido,  de cuatro a diez animadores, “Sabel” empezó a tomar forma.  Y con una animación completa y un costo de 10 millones de pesos, los vampiros y hombres lobo crearon su mundo en la imaginación de los animadores.  “Es animación 2d, yo nunca he animado en Flash, tiene maquetas, yo siempre me he metido en lo de las maquetas, que luego no embonan, pero para mí era explorar cosas diferentes, explorar técnicas, y echarla a perder a lo mejor, pero así aprendes diferentes texturas”, afirma Benito Fernández.  Aunque en este caso, las maquetas empleadas están acordes con el look final de la cinta.
Para 2007, después de 10 años  de trabajar  en ella, quedó concluida “Sabel”, una historia oscura, llena de escenarios enigmáticos  y seres sorprendentes. Quizá ahora el tema de vampiros y hombres lobo puede resultar algo trillado, pero hace quince años, cuando se comenzó a animar la cinta, aún no se ponía de moda la lucha entre esos seres fantásticos que han atemorizado a los hombres a largo de la historia.  Benito Fernández, director y creador de “Sabel”, pretendía llevar a la pantalla grande esa nueva forma de hacer animación en México; sin embargo, se encontró en esos años (y aún en estos) con  la aferrada concepción de que la animación es sólo para niños y “Sabel”, con su historia, sus escenarios, las luchas feroces y el diseño oscuro de personajes, de ninguna manera lo era. Por lo tanto, la película se quedó enlatada y así seguirá hasta que alguien en nuestro país se dé cuenta que hacer animación no significa hacer cine para niños.   Aunque es bueno pensar que esas mentes mexicanas que han hecho que “Sabel” siga en espera de ser vista, no se encontraban en  la animación internacional hace unas décadas, porque de ser así jamás se hubiese estrenado “Animal Farm” y mucho menos “Fritz, el gato”, dos ejemplos notables que gritan con voz fuerte y potente que la animación dejó de ser, desde hace mucho tiempo, entretenimiento de la chamacada.
            Así,  “Sabel”  la que pudiera ser la mejor película animada producida en este México moderno, seguirá enñatada bajo el escritorio de su creador, hasta que la luz ilumine a esas mentes más oscuras que la película misma. Y las  voces de Gerardo Reyero  (excelente en su papel de Héctor  de Soto), René García (como  Sabel) y Carlos Cámara (Mikail Tazzer), así como la música de Rodrigo Muciño y  Juan Manuel Algarica, parece que no serán escuchadas.
          “Sabel”, con una animación fluida y  con sus  mujeres  de ropas ajustadas  y largas piernas, quedó a un lado en Ithrax, se transformó  en una cinta de autor y sólo dio paso a la realización del siguiente largometraje con  técnica estereoscópica:  “Brijes”, dirigida por Benito Fernández, producida por Charbel y Alfredo Harp, bajo el sello del estudio y Santo Domingo Animation.
           “Brijes”, con su historia fantástica de luchas y pocos puntos destacables,  con  sus carencias en el relato y   en la animación, logró llevar a la pantalla grande, sólo en el primer fin de semana a 3,396,871 espectadores  (más del doble que “Nikté”) y recaudar casi 3 millones de dólares.  
En la animación mexicana, es una costumbre que los estudios no presenten evolución o avances en sus largometrajes subsecuentes.  Los errores en las producciones siguen siendo los mismos y por lo tanto la evolución no existe.  Así que  el estudio Ithrax en ese momento no fue la excepción, pues  al llevar a la pantalla grande a “Brijes”  mostró una involución (aun cuando la película era la primera en México en usar la técnica estereoscópica).  ¿Por qué decimos esto? Simplemente porque “Brijes” no  posee la calidad  de “Sabel”: la animación no se compara a esta última  y el guión  es sin duda el principal punto  flojo de la realización.  De tal manera que las aventuras de  Freddy, Atzi y Kimo y sus intentos de recuperar el  Código Brije, poseen una calidad menor a la primera cinta del estudio.
Sin embargo, al parecer,  ahora el estudio mexicano ha aprendido de los aciertos y errores del pasado, pues después de las aventuras de los pokemones mexicanos, dos pequeños comienzan a tomar forma  y dan vida a una historia fantástica: “Uma y Haggen”. Uma, la niña consentida de papá incapaz de enfrentar las adversidades que se le presentarán al convertirse en reina de su pueblo;  Haggen, un pequeño vikingo de rostro infantil y voz tierna (el último de los suyos en tierras lejanas), pero  con la fuerza y el valor necesario para decir: “Déjamelos a mí, yo puedo con todos”.
“Uma y Haggen” es una historia  que  a decir de su creador, nació hace ya  mucho tiempo, incluso antes de “Brijes”, pero que  esperó para ser animada ya que había que tratarla  más: “Era una buena idea, pero eso no basta, el gran problema del cine mexicano en general es que alguien tiene una buena idea y la hace película…", afirma Fernández. Así que para no caer en una idea sin sentido, decidió trabajar por algunos años  la historia y después de siete guiones y de la revisión en  EU e  Inglaterra, quedó listo el guión final.  Al respecto, Fernández argumenta:  "Esos cuates te cobran una buen lana para decirte: ‘Esto es una mierda.’  Y tú:   ‘Oye yo te pagué, no me hables tan feo’, porque en México todos nos hablamos suavecito…  Es muy hipócrita el asunto, por atrás te mato, pero a todo decimos que sí… No somos francos.” Así que después de ser revisada, después que se establecieron errores, puntos flojos y de señalar que Uma no era  la protagonista, pues ese pequeño vikingo también poseía un lado protagónico,  se estableció que Haggen debería tener un mejor papel.  Por si fuera poco,  si el guión permanecía como el final que se presentó a revisión,   le haría tener a la cinta un distribuidor seguro fuera de México.  
Y respecto a las observaciones realizadas al guión, Benito asegura: “Y lo vi, al principio no lo hubiera visto porque traía ese orgullo, ya saben de qué estoy hablando, de: ‘Soy muy chingón y no necesito que nadie me diga nada.’ Ya que tragas eso y aprendes a aprender y a oír, aceptas lo demás.” 
Después de terminar el guión final, el estudio enfrentó la complicada  decisión  de  incluir algo de buen humor sin caer en vulgaridades o chistes grotescos y de mal gusto: “No hay un solo albur, no hay un solo doble sentido, nada de eso y estamos muy contentos con ello”, afirma el director de la cinta.
La cinta de “Uma y Haggen”, comenzó a  animarse. Con un costo de 26 millones de pesos, con sólo cuatro personas que forman el  estudio (Gabriel Claudón, Director de Producción; Martín Claudón, Director Asistente; Eduardo Cabrera, Director de Animación; y Gustavo Rubio, Director de Diseño) y sin nada de ayuda hasta el momento,   Ithrax tiene  ya el storyboard completo, la prueba de línea terminada (con voces, sonido y música) y  unos  segundos de animación finalizada. La historia de ciencia ficción se desarrolla en un mundo futurista,  donde una cultura con algunos rasgos mayas, jamás tocada por la conquista española, ha  evolucionado de tal manera que posee pirámides de cien pisos de altura, usan combustibles fósiles  y en donde la tecnología comienza a vislumbrarse. En esa cultura, Uma, la hija del rey, tendrá que enfrentar una serie de adversidades después de la muerte de su padre y para ello está  Haggen, un pequeño vikingo llegado de tierras desconocidas, a quien se le ha encomendado la difícil labor de buscar semillas aptas para sembrarse en sus estériles tierras.  Por si fuera poco, la historia también tiene tintes ambientalistas, pues en ese estado de conflicto que ocasiona en ambos niños los nuevos retos, encuentran un mundo subterráneo, dotado de seres fantásticos, el cual deben salvar de la contaminación del mundo exterior.
“Uma  y Haggen”, desde nuestro particular punto de vista, presenta una historia interesante, llena de seres místicos, sorprendentes y fantásticos. Donde hay una mezcla de diversos referentes  culturales para crear un diseño de personajes atractivo, una historia coherente y sobre todo una animación completa y de  calidad. Por cierto, es de destacar la música: profunda, comunicativa y con fuerza,  así como las voces que darán vida en español a los personajes (la cinta está  pensada, al igual que “Sabel”, hacerse en inglés).
                Con esta  nueva  película, Ithrax muestra una notable evolución y deja en claro la capacidad que tiene  para hacer animación 2d de calidad, así como el correcto anclaje entre una buena historia bien contada y una animación completa.
                Nosotros nos quedamos con ese buen sabor de boca que nos dejó ver los avances de “Uma y Haggen” y  con la voz dulce del pequeño vikingo, su figura fiera y su porte altanero, que conquista el corazón de Uma:

 “¿En verdad estás solo?”, pregunta la niña al pequeño.
 “¡Así me han dejado los dioses!”, afirma él decidido y con un dejo de nostalgia.  
     Por último, esperamos que la nueva producción de Benito Fernández tenga el apoyo necesario para salir adelante, que el proyecto llegue a un buen fin, pues el dinero siempre es un impedimento en la animación mexicana para aquellos que no tienen amigos, y que la buena calidad que se puede ver en lo mucho que Ithrax ha avanzado con  “Uma y Haggen” se mantenga hasta el final y no se trastoque por intereses ajenos.
               
      Hasta la próxima y… ¡Anímense a opinar!