domingo, 21 de noviembre de 2010

¡A preparar más palomitas!

Por María Celeste Vargas Martínez y Daniel Lara Sánchez (Los Anima-Dos)

En esta ocasión y ante el insistente frío que hace por estos rumbos, nos dio por ver animaciones viejas, como dicen los niños. Aunque para ellos, hablar de viejo es hacer referencia a producciones de los 80, de tal manera que si tomamos en cuenta ese concepto, diríamos que más bien vimos animaciones casi prehistóricas, pero que, afortunadamente, nunca nos cansaremos de ver.

La primera de estas producciones es “Antour d’une cabine” (1895), una realización del padre de los dibujos animados: Emile Reynaud. En 500 cuadros, coloreados a mano directamente sobre la tira de película transparente, el espectador observa una sencilla historia que se desarrolla en una playa donde mujeres y hombres comparten buenos momentos ataviados de sus largos y protectores trajes de baño. Para ser las primeras animaciones (realizadas antes de que se inventara el cine) presentan movimientos muy fluidos, una estética admirable y colores nítidos. Es una lástima que el padre de los dibujos animados muriera en un sanatorio, olvidado y deprimido.

La siguiente animación es “El dibujo encantado” (“The Enchanted Drawing”, 1900) la segunda producción de James Stuart Blackton después de la exitosa simulación que tuvo con “La Batalla de la Bahía de Santiago”, aunque lamentablemente ésta se perdió en un incendio. “El dibujo encantado” maneja una idea simple: Blackton aparece junto a un caballete el cual tiene un rostro dibujado, que modifica sus expresiones de acuerdo a las acciones del hombre, quien sin más coloca en él una serie de objetos. Mediante stop motion y dibujo en pizarra, Blackton comenzaba a darle forma a los llamados Trick-films.

Y para continuar con la interesante creatividad de los primeros animadores, nos regocijamos con “Gertie” (Gertie: the Dinosaur, 1914). Un corto surgido de la pluma de Winsor McCay, que al principio se presentaba como parte del espectáculo del animador y posteriormente se le agregó un interesante prólogo en acción real. La protagonista de esta historia es la inquieta Gertie, un dinosaurio hembra quien baila frente a la cámara, muestra su enfado ante la interrupción de un personaje inesperado, Jumbo, para finalizar interactuando con su propio creador.

Y continuando con la apreciación de esas primeras animaciones, recomendamos algunos cortos de las series que comenzaban a tomar forma en el primer cuarto del siglo XX: “Krazy Kat” (William Randolph Hearst, 1916), donde disfrutarán de las extrañas aventuras de la curiosa gata negra y su enamorado Ignatz; “Mutt & Jeff” (producidos por el estudio Barré-Bowers, 1916), basada en dos personajes populares estadounidenses. Estos dos amigos no tenían muy presente las leyes de la gravedad y por medio de diversos recursos creaban chistes visuales hilarantes.

Pero merecen atención especial los maravillosos cortos del Chaplin de la animación: Felix the Cat. “Feline Follies”, el primer corto del gato negro que entonces no tenía nombre y aún no estaba muy bien definido, estéticamente hablando, nos muestra un Felix de rasgos afilados y orejas puntiagudas, que se mueve en fondos blancos de trazos simples donde interactúa con el espectador. Aunque todas las realizaciones de Felix son un regocijo para cualquier amante de la animación y una muestra de genialidad de su verdadero creador: Otto Messmer.

Como verán, fue una tarde nostálgica, pero buena para apreciar todos esos trucos que comenzaban a animarse y la capacidad, así como la creatividad, de sus realizadores para salir adelante. No había computadora, la técnica podría considerarse incipiente, pero el talento sobraba. No se necesitaba de una máquina ni de haber estudiado en alguna escuela de animación con colegiaturas elevadas: todo lo que aquellos grandes artistas requerían era talento, esfuerzo e imaginación.

Esperamos que logren apreciar algunas de estas animaciones, recuerden que el que busca, encuentra y, si les es posible, pasen buenos momentos.

Hasta la próxima y… ¡Anímense a opinar!

jueves, 18 de noviembre de 2010

A 82 años de su nacimiento

Por María Celeste Vargas Martínez y Daniel Lara Sánchez (Los Anima-Dos)


Ya saben que en ocasiones nos da por dejar la animación nacional y hablarles un poco sobre animación mundial. Así que hoy decidimos dedicar unas breves letras por el cumpleaños de un personaje que marcó a la animación estadounidense: Mickey Mouse.
Fue el 18 de noviembre de 1928 cuando en el Colony Theatre de Nueva York se estrenó “Steamboat Willie”, que significó el nacimiento del imperio Disney. La banda sonora de este corto estuvo a cargo de Carl Stalling, quien luego musicalizaría a las Looney Tunes. “Steamboat Willie” fue el tercer cortometraje de Mickey Mouse y tuvo éxito gracias a que tenía sonido. Los dos primeros (“Plane Crazy” y “Gallopin Gaucho”) no interesaron a ningún distribuidor y no fueron comprados, ya que Disney pedía 3 mil dólares por cada uno. Así que fue la llegada del sonido lo que salvó a Mickey y lo que ayudó a Disney a formar uno de los estudios de animación más importantes del mundo.
Mickey Mouse apareció después de que, en ese mismo año, Disney perdiera los derechos del conejo Oswald, quien pasó a ser propiedad de los estudios Universal. Oswald, al igual que Mickey, fue diseñado por Ub Iwerks y apareció por primera vez en junio de 1927. De hecho, para muchos historiadores de la animación mundial, Iwerks es el verdadero “padre” del famoso ratón Mickey, quien por cierto, al principio se llamaría Mortimer.
Sea como sea, feliz cumpleaños al ratón más famoso del mundo.


Hasta la próxima y… ¡Anímense a opinar!

domingo, 14 de noviembre de 2010

De Guadalajara para México... y de México para el mundo

Por María Celeste Vargas Martínez y Daniel Lara Sánchez (Los Anima-Dos)

"Así como la filosofía es el arte de imaginar los mundos posibles,
la animación es el arte de crear mundos imposibles,
la única limitante es nuestra propia mente."
Rigo Mora


Hace casi un año y medio que un hombre talentoso dejó a un lado los muñecos, el lápiz, la cámara y la imaginación, para surcar otros espacios. Entonces no hablamos de él, por qué, aún nos seguimos preguntando los motivos, pero ahora sin que se conmemore ninguna fecha especial (en las cuales los recuerdos llegan a todos) decidimos dedicarle unas palabras al impulsor de la animación en Guadalajara: Rigoberto Mora Espinosa, o Rigo Mora, como todos lo conocían.
En verdad nos hubiera gustado entrevistar a Rigo y escuchar de viva voz sus experiencias, sus sueños, sus pasiones, entablar charlas sobre cine, literatura o comic… sobre todo y nada a la vez. Nos hubiera gustado contemplar sus ojos cuando nos hablara de animación, sentir su voz en cada respuesta y revivir momentos memorables, conocer su lugar de trabajo lleno de muñecos, películas, hojas, pupilos y, probablemente, gatos. Lamentablemente siempre debemos poner de un lado de la balanza el trabajo y las responsabilidades que consumen la mayor parte de nuestro tiempo y que son necesarias para vivir, y del otro, el ingrato amor por la animación… al final un lado pesa más y los deseos deben esperar. Así que lo que leerán a continuación son sólo letras con un poco de información, que debieron ser más cálidas, más profundas y capaces de generar sentimientos, pero no siempre se consigue lo que se quiere, por lo que no queda más que hacer algo con lo poco que se tiene.
Con la lectura se darán cuenta que falta mucho, pero mucho que decir sobre Rigo Mora, aunque el papel es insuficiente cuando se quiere hablar de los hombres que en su paso por la vida dejan algo en los demás y que en su constante andar van repitiendo: “Para mí lo importante es hacer muchos proyectos.”
Rigoberto Mora Espinosa, nacido el 9 de enero de 1965, estudio Filosofía y Letras en la Universidad de Guadalajara y animación en la misma institución con Carl F. Battaglia. Posteriormente, estudió guionismo con Jaime Humberto Hermosillo, en un curso que ofreció para un reducido grupo. Lo hizo al lado de Guillermo del Toro. “Era un obseso del guión, y dedicaba mucho tiempo a la preparación, a los modelos, los storyboards y los animatics eran muy detallados. Sin embargo al momento de filmar era mucho más relajado, se lo tomaba con mucha libertad y siempre se jactaba de ser el animador más rápido de México”, así lo recuerda el animador Luis Téllez, buen amigo de Rigo.
Lo cierto es que Rigo Mora no sólo amaba las letras, sino que también llevaba dentro ese eco que nunca quiso dormir y que a cada paso gritaba más fuerte su amor por el cine. Algo que le apasionaba y que logró dejar huella en los diversos proyectos cinematográficos en los que participó, en los cortometrajes que realizó y en los cientos de estudiantes que vieron en él al hombre dispuesto a enseñar y a ayudar. Muchos recuerdan su casa como una especie de albergue donde sus pupilos escuchaban sus consejos y aprendían del hombre que ponía en sus manos sus conocimientos. Su carrera en el cine comenzó con su participación en el largometraje “Doña Herlinda y su hijo”, donde fungió como asistente de producción. A mediados de los 80, al lado nuevamente de su amigo Guillermo del Toro, le dio vida a Necropia, una casa productora de efectos especiales que trabajara para diversas producciones, como “Hora Marcada”, “Cronos”, “Dollar Mambo”, “Cabeza de Vaca”, “Bandidos”, “Goitia”, “Mentiras piadosas”, “Sólo con tu pareja”. Fue actor en las películas: “Balas Salvajes”, “Bandidos” y “Obdulia”. Como director, escritor o realizador desarrolló los cortos: “Los ángeles del fin del milenio” (1996), “La vida está en el agua” (1996), “La gran obra” (1996), “Polifeno” (1996), “¿Gustas?” (1997), “Cómo preparar un sándwich” (1997), “Encrucijada” (2000, acción real), “Sombras” (2004), y “Devorador Onírico” (2007). Aunque también se desempeñó como asesor de diversos proyectos animados entre los que se encuentran: “Sin sostén”, “Hasta los huesos”, “Malapata”, “La historia de todos” y “El Octavo Día”, por mencionar algunos. Por si fuera poco, fundó, al lado de Sergio Ulloa, el Grupo Creativo Cien Pies, para promover proyectos culturales.
Su obra, dotada de creatividad, nos habla de un hombre inquieto entregado a todo y deseoso de experimentar. En “Sombras”, cortometraje basado en el poema de Edgar Allan Poe “El cuervo”, Rigo Mora plasma una historia sombría y desolada donde sólo la muerte puede escribir el final. Con una animación muy al estilo de antaño, dibujo sobre acetato y tinta china, el animador da vida a sus personajes que nos hacen pensar en la entrañable Leonora. Mientras en “Devorador Onírico”, el animador juega con la soledad de un hombre y los sueños que pueden angustiar a cualquiera. Aunque cada una de las producciones de Rigo Mora tiene características especiales que nos hacen pensar en el hombre que les dio vida. Aun cuando en ellas haya técnicas diversas, como stop motion, animación tradicional o acción real, a blanco y negro, a color, en paisajes iluminados u oscuros… cada una tiene la huella de Rigo Mora.
Como artista fue entonces un ser completo, creativo, imaginativo y talentoso, lo cual puede deducirse con facilidad al disfrutar de su obra. Como persona, aunque no lo conocimos, su gran amigo Sergio Ulloa nos comenta que compartió con él “no sólo el cine, también su música y lo particular de sus versos, la alegría de lo irrelevante, la comida, el café, el gusto por las mujeres, la literatura, el mofarnos de lo superfluo”. Esta declaración nos habla mucho de la personalidad de este gran artista. Luis Tellez, por su parte, recuerda a Rigo con alegría: “… diario nos tenía muertos de risa, con su humor irreverente, negrísimo y, por supuesto, políticamente incorrecto.” Además, el animador señala: “Tenía esa extraña habilidad de transformar cualquier acontecimiento insignificante en toda una épica. Tenía una dicotomía que iba de lo poético a lo más abyecto, escatológico e irreverente. […] Una de sus facetas era que tenía un alter ego llamado El Duque, quien interpretaba (por decirlo de alguna manera) canciones populares alterando las letras de manera irreverente. Muchas de ellas con contenido un tanto machista. Sin embargo, Rigo no era macho ni misógino, todo lo contrario. Más bien era alguien que le gustaba romper esquemas, provocar, odiaba los formalismos y los acartonamientos”. Así era Rigo Mora: rebosante de alegría, deseoso de vivir la vida a cada momento.
El animador tapatío murió el 6 de mayo de 2009, tras convivir y sobrellevar el dolor que día a día se adueñaba de su cuerpo. Dolor que al final se convierte en parte de la vida de uno mismo y en un acompañante más por el cual no se pueden detener los pasos.
Después de su deceso y para que los cinéfilos no olviden a Rigo Mora, Guillermo del Toro creó el Premio Rigoberto Mora para la Mejor Animación Mexicana dentro del Festival Internacional de Cine de Guadalajara que en marzo de este año tuvo como primer galardonado a los hermanos Rafael y Raúl Cárdenas con la producción “Luna” (dos hombres dotados también de mucho talento). Aunque también se presentó el cortometraje “El Duque”, dedicado al animador y realizado por Raúl Ramón y Rodolfo Guzmán.
Rigo Mora ofreció a la animación mexicana innovación, creatividad y el talento desmedido de la gente que está acostumbrada a trabajar con pasión, vivir con pasión y dar vida a lo inanimado, sólo por amor. Así que no sólo en Guadalajara va a ser complicado cubrir el vacío que el animador dejó, en realidad, México perdió a otro grande de la animación.
Y no estaría mal que ahora que han surgido grupos o empresas que dicen apoyar y amar a la animación, ahora que muchos ondean la bandera de “I love you, animation”, se preocuparan por hacer que la obra de Rigo Mora sea conocida por un público más amplio para que no sólo la gente verdaderamente involucrada con la animación lo conozca.
Concluimos este breve artículo con las palabras de Luis Téllez: “Creo que lo que siempre extrañaré de Rigo es su entusiasmo por crear y por vivir”.

Hasta la próxima y… ¡Anímense a opinar!

jueves, 4 de noviembre de 2010

Breves animadas

Por María Celeste Vargas Martínez y Daniel Lara Sánchez (Los Anima-Dos)

A pesar de que en estos meses no se estrenará ninguna cinta animada mexicana (salvo "La Revolución de Juan Escopeta"), ya suenan los próximos proyectos que se presentarán, independientemente de los que ya hemos hablado, y algunos interesantes estrenos.

La leyenda del Mayal: Miniserie creada por Canal 11, la cual se puede ver a partir de este miércoles 3 de noviembre, a las 22:30. Ésta se estrena con motivo de los extendidos festejos del Centenario de la Revolución Mexicana. La historia gira alrededor de Mayal Ramírez a quien la diosa Mayahuel resucita, después de haber sido muerto en pleno conflicto revolucionario por Rubén, su amigo. De ahí, nacerá una nueva aventura.

“La leyenda del Mayal”, dirigida por Emilio Maillé (cineasta mexicano y director de la serie “XY”) y por David Torres, de quien es la idea original y el guión, muestra una atractiva e interesante propuesta gráfica. El manejo del color, las formas y la música, ofrecen al televidente una producción diferente a lo que se hace en animación mexicana. Además de mostrar algunos elementos del cine mudo.

Una producción, con 13 episodios de 3 minutos cada uno, que no se deben perder. Lo incómodo es el horario en que se transmite, pero seguramente está pensado de esa manera para ligarla con la serie en que ambos realizadores participan.


El Americano: Próxima producción de Ricardo Arnaiz, la cual será realizada en Tijuana, al lado de Andrés Reyes Botello, Víctor Filiano, Álvaro Zendejas Félix y David Olivares (todos ellos relacionados con la animación digital). Hace un año se decía que esta cinta sería coproducida por Edward James Olmos y que la temática hablaría de la migración, donde un grupo de aves fungiría como protagonista.

A diferencia de las producciones pasadas, “El Americano” será la primera película en 3D del estudio. Esperemos que Ricardo Arnaiz no entre de lleno a la tan socorrida moda del 3D, algo en lo que se están enfocando los estudios animados mexicanos, y siga luchando por que la animación tradicional se mantenga.

La Leyenda de la Llorona: En el 2011 se estrenará la secuela de la “Leyenda de la Nahuala”, sólo que ahora animada por Ánima Estudios. Desde que la historia de la Nahuala se presentó en la pantalla grande se dijo que al siguiente año se estrenaría la continuación, que se basaría en una leyenda extendida de boca en boca, gracias a la rica tradición oral del pueblo mexicano. Sin embargo, Ricardo Arnaiz ha vendido a Ánima Estudios los derechos para explotar a Leo San Juan, Teodora Villavicencio, Don Andrés, y algunos otros personajes que formaron parte de “La Leyenda de la Nahuala”. El público podrá ver en “La Leyenda de la Llorona”, a los Niños Calavera, al Alebrije y a don Andrés, quien al lado de los protagonistas tendrán que enfrentar una serie de hechos oscuros, aunque deseamos sean más tenebrosos que su antecesora.

El guión estará a cargo del propio Arnaiz y Omar Mustre. La historia se desarrollará entre las isletas y trajineras de Xochimilco, donde la mujer que parece no cansarse de gritar por sus hijos, hará de las suyas. La animación será en 2D y, desde luego, con efectos en 3D.

Hasta la próxima y… ¡Anímense a opinar!