lunes, 9 de junio de 2008

De nuestras jóvenes promesas

Por Celeste Vargas y Daniel Lara

Sabemos que en México no existe una industria de la animación, sólo algunas empresas que animan a su manera. Algunas de ellas carentes de talento y otras con buenos animadores, aunque un poco mal encaminados. Pero a pesar de que no hay una industria, a pesar de que los últimos largometrajes producidos en el país han sido un fiasco, hay mucha gente con inquietud y con aptitud. En nuestro país hay grandes y jóvenes talentos (aunque haya gente que diga que en México nadie sabe animar), que luchan solos para sacar adelante sus proyectos. Sí, hay muchos… pero al menos nosotros conocemos desde hace unos años a un par que hasta hoy no ha dejado de caminar y que al parecer llevan paso firme. Nos referimos a los hermanos Cárdenas: Raúl y Rafael.

La forma como los conocimos fue curiosa: Uno de nosotros vio un cortometraje que le llamó mucho la atención por el excelente trabajo (Rojo), le comentó al otro sobre el material, éste preguntó despreocupado: “¿Quién es el creador?”. Aquél respondió bastante emocionado: “Raúl Cárdenas Rivera” y éste sólo dijo: “¡Ah, su hermano Rafa es mi alumno!”… y ahí comenzó todo. Después de ver ese corto nos interesamos por el trabajo de los hermanos Cárdenas.

Jóvenes, con menos de 31 años encima, se han ido forjando en el difícil arte de animar en México. Raúl estudió Diseño Gráfico en la Universidad Autónoma de Guadalajara y Rafael, Ciencias de la Comunicación en la Universidad Anáhuac (algún defecto tenía que tener). Raúl comenzó trabajando en Calavera Films al lado de René Castillo, en el cortometraje Hasta los huesos. Ahí restauraba los personajes de plastilina y modelaba algunos objetos. Al finalizar la producción continuó aprendiendo más sobre animación.

La primera producción que Raúl presentó fue Rojo, realizado en el 2003. Un corto de excelente manufactura que muestra en tres minutos una animación original, con excelente musicalización y donde el color rojo predomina. La acción comienza con un hombre viendo la televisión, el esqueleto de un cuervo, de grandes ojos negros, le lleva un pergamino: su aviso de muerte. El hombre fallece y la muerte aparece: pequeño esqueleto enfundado en una túnica negra y con una guadaña en la mano. La muerte continúa su entrega. Siluetas de soldados desfilan… se escuchan disparos. Hay caos, la gente corre, varios pergaminos caen del cielo y cuerpos yacen en la calle. Cientos de cuervos vuelan, su trabajo aumenta… la muerte no se da abasto y está desconcertada. Un avión deja caer una bomba, la acción camina a pasos lentos. La muerte suelta su guadaña, la bomba explota y todo es rojo, mientras la muerte yace sobre el piso con un pergamino en la mano y rodeada de huesos. Así es Rojo: rojo de la sangre, rojo de la violencia y rojo de la intolerancia y la falta de conciencia. ¡Vaya manera de darse a conocer el naciente realizador!

La producción fue un proyecto muy personal que sólo necesitó la ayuda de Carlos Rincón para la creación de la excelente música. Raúl hizo el corto en un mes y sin ningún apoyo.

Fue Rojo quien nos hizo poner los ojos en los hermanos Cárdenas y quien nos confirmó en aquellos años que en México se podía hacer animación de calidad, sin recursos y que sólo era necesario tener imaginación, calidad artística y sobre todo buenos argumentos.

La siguiente producción (2004) ya no sólo estuvo a cargo de Raúl, sino que Rafael también intervino en su primera animación digital: Aquiles. El corto muestra la desgracia del pobre Aquiles al ser rechazado por su amada. Así que al desafortunado hombre no le queda otro camino que enfrentar la muerte. Una muerte buscada pero que no acaba de llegar y el desilusionado hombre sufre las consecuencias. Por si fuera poco, Aquiles tiene que enfrentar a un Cupido no muy ducho en las artes del amor. Historia cómica y bastante entretenida.

Pero como la inspiración les había pegado fuerte en ese año, Rafa y Raúl comenzaron a producir Calaverita. Una interesante historia desarrollada en la víspera del día de Muertos, donde todos los niños calavera salen de sus tumbas a disfrutar las ofrendas que les rinden. Aunque uno de ellos, Calaverita, ya bastante fastidiado de las costumbres, decide ir a la ciudad en busca de algo más. En ella encuentra el Halloween. Calaverita festeja con niños humanos las nuevas costumbres, sólo que a media noche los niños se deshacen de sus disfraces y a Calaverita no le queda otra que quitarse la cabeza, por lo que los niños huyen asustados. Humor negro muy bien manejado, y que marcaría en esas primeras producciones el estilo de los hermanos Cárdenas. Este trabajo, por cierto, fue nominado al Ariel como Mejor Cortometraje de Animación.

Sí, ya para su tercera producción los jóvenes creadores manejaban un estilo propio en la forma de contar las historias, que es en realidad lo que nos ha hecho seguirlos. Nosotros siempre hemos apelado en que lo importante de la animación es el relato. No sólo importa la animación en sí: si no se cuenta una buena historia, de nada sirve una magnifica animación. Y esto es lo que no han entendido las diversas escuelas de animación en el país.

Aunque en Calaverita también participaron Octavio Ribeiro y Jorge Ramírez, en el área de modelado y texturizado. Y fue esta producción la que logro hacer que Raúl consiguiera media beca por parte de la Comisión Fulbright-García Robles para estudiar la Maestría de Animación en la UCLA. Posteriormente, Rafael logró continuar con sus estudios de animación en Canadá. Pero como buenos mexicanos, ambos decidieron regresar y continuar animando en su país de origen.

En la UCLA, Raúl dirigió dos cortos: Fly y PopUp. El primero, sobre un ser un tanto extraño que inventa varios artefactos intentando volar y, después de muchos fracasos, se da cuenta de que la solución era más sencilla de lo que pensaba. En el segundo, los protagonistas son esos personajes que aparecen en los libros interactivos para niños (aquellos donde el pequeño tiene que jalar una pestaña para que los muñecos y escenarios se levanten). Resulta un tanto sangriento y algo alejado del estilo al que nos tenían acostumbrados los Cárdenas, pero no deja de ser divertido.

A su regreso a México, los hermanos continuaron trabajando juntos. En palabras de Raúl, respecto al trabajo con su hermano: “Su apoyo ha permitido hacer crecer los proyectos y darles una diferente perspectiva que no hubiera sido posible si yo los hubiera hecho solo.”

Actualmente, Raúl y Rafael se han hecho acreedores a una beca del IMCINE para producir un cortometraje en 35 milímetros. Al respecto Rafa afirma: “Lo bonito es que al inicio de este año no obtuvimos la primer beca (se refiere a un proyecto del año pasado), pero a pesar de eso, seguimos trabajando en ese proyecto y Diosito nos premió: ¡GANANDO LA BECA DEL IMCINE!”.

Ojalá hubiera más talentos como Raúl y Rafa Cárdenas en la animación mexicana, quienes con sus propios recursos y creatividad han logrado lo que a muchos les toma años: apoyo y reconocimiento por parte de instituciones y del público (sus cortos has recibido tantos premios que si los enlistamos, esta entrada sería muuuuuy larga). Esperamos que no pierdan ese estilo que mostraron en sus primeras producciones, que es original, creativo y que provoca en el espectador el deseo de ver algo más de estos creadores. Enhorabuena y sigan cosechando triunfos, muchachones… Hasta la próxima y... ¡Anímense a opinar!